El tartán se caracteriza por ser un patrón de cuadros con líneas y colores variados y diferenciados, diferenciándolo del cuadros normal. Suele presentar un juego de líneas además del estampado de cuadros, y es muy típico en tonos rojos, negros y azules.

En un principio se utilizó ampliamente en los kilts escoceses, pero rápidamente se convirtió en un clásico de la vestimenta y la decoración.